La cancelación de un vuelo por temporal no sólo me evitó enfrentarme a uno de mis peores miedos, sino que me permitió pasarme un fin de semana de órdago. Insisto, no hay patada en el culo que no te lleve a algún lado. Sabelo.
Ah! Otra cosa, no intenten sacar fotos dentro de un aeropuerto si no quieren ser tratados como un talibán con un cinturón de dinamita.
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