Acá vamos de nuevo. Otra vez la "mem yos". El hormigueo interno, la marabunta nómade, crece en intensidad. Nunca es suficiente. Siempre quiere más. Lo bueno es que aún no han encontrado cura para esta adicción (aunque algún que otro ministro de economía ha estado cerca de la fórmula magistral).
Si en vez de clase turista hubiera una clase viajera me subiría más confiado a estos pájaros de metal.
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