Están los que dan su opinión sólo para escucharse a sí mismos. Están los que se comprometen y dan una opinión con conocimiento de causa. Están los que eligen a los que ya estaban, no por convencimiento sino porque sólo les importa que tienen su casa en orden aunque todo el resto se caiga a pedazos. Están los que eligen por la "onda" del candidato sin importar lo que propone. Están los que eligen con el bolsillo. Están los que eligen con el corazón. Están los que eligen lo mismo que el vecino para sentirse gente como uno. Están los que eligen todo lo contrario, para no parecerse a nadie. Y claro,
están los que eligen escaparse por la puerta de servicio para no tener que elegir.
No hay dudas que las reuniones de consorcio son un fractal perfecto de la vida democrática: un quilombo del que ninguno de nosotros debería renegar.
Arret ha vuelto. Espero que ustedes hagan lo propio.
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