Las rodajas de las puntas en el pan de molde, el cosito de 3 patas que ponen en el medio de la pizza, encerrar a un puñado de tarambanas en una casa y pasarlo por la tele, las velas mágicas y los pañuelos de tela se me antojan como elementos inútiles cuya existencia ya no encierra ningún sentido. Y los broches... los broches tampoco. Larga vida al secarropas (y al oriental de acá a la vuelta que lo opera con verdadera maestría).
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