Los efectos colaterales del viaje en el tiempo se pueden traducir en cansancio corporal extremo, estado de indecisión sobre cuestiones cromáticas fundamentales e irracionalidad compulsiva en el manejo de las finanzas personales. Esta escapada a mis años adolescentes me ha dejado en el magma mismo de un lunes enrrollado. Pero ya se sabe: calavera no chilla.
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