jueves, octubre 20, 2005

Je suis perdu


Perderse (o dejarse perder) en una ciudad que nos es ajena, es uno de los máximos placeres de viajar. Si se pone el empeño suficiente, en París, uno podría encontrarse con un virtuoso del cello en una interminable combinación del metro, un miembro de la policía parisina -de origen venezolano- que se niega a hablar en español, una restauranter septuagenaria que te invita a cenar a la Torre sin conocerte o una loca riéndose sola frente a una computadora en una cuadra cualquiera del Barrio Latino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y en una suerte de loca cruzada personal vos queres que el personaje de la loca riendose frente a la computadora no desaparezca. No tengo acentos ni enies. Y ando con la palabra esquiva, estos dias en que el ojo y la emocion cotizan tan alto. BesoNandez